lunes, 19 de enero de 2009

EDAD DE RECAPITULACIONES Y OTROS POEMAS, ARDUOS O GOZOSOS / William Navarrete

Publicado originalmente en La primera palabra, el lunes 19 de enero del 2009.
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.........................I
“…Edad de miedo al frío es un broche que abre y cierra en sí mismo con exactitud matemática…", escribe Emilio Ichikawa sobre el libro de poemas, original de William Navarrete (Cuba, 1968), que mereciera el premio de poesía Eugenio Florit, patrocinado por el Centro de Cultura panamericana de Nueva York. Deslinda y salva su extrañamiento con esta frase que recojo para expresar el mío, al punto que me hiciera indagar las causas de añadir a un cuaderno, que se erige como un todo autosuficiente, “otros poemas". Y es que la brevedad del conjunto, que incorpora dificultades adicionales a las ya usuales al publicar poesía, es la expresión certera de la concisión, de la inusual cualidad que hace que un texto se sostenga en si y en el conjunto amparado en la justeza.Cómo fundamentar lo poético en la concisión, cuando se recorren caminos en que extienden los límites de lo sensorial, de lo sensual, hasta el extremo de la transgresión. El lenguaje no cede a la tentación de enroscarse en si mismo, pues ha de conducirnos por los fragmentos de un argumento, que aunque renuncia a la cronología y en algunos casos a la lógica, nos permite retroceder a instancias diversas para ir completando la intensión de un recorrido personal, que intenta sustituir la incorporeidad del recuerdo por la fehaciencia de un viaje.En tal empresa, se sumergen las referencias personales y emergen lo hitos librescos, si que se sientan tensiones sustanciales, pues en ambos el autor intenta fundar, en una maqueta que renuncia a las convenciones de la escala, los parámetros de “su ciudad, atrevámonos a decir que su patria. Otra patria, además del camino", como bien logra exponer Emilio. No hay intensión explícita de velar los encantos de lo intrascendente; la circunstancia sostiene, de un modo natural, lo aparentemente insustancial y le colma de un cálido referente que el poeta ha enriquecido, prescindiendo del las ataduras de lo “real” o “creíble", para dotarlo del las cualidades “superiores” de lo imaginario: lo poético.

....................................................................................II
En Otros poemas, que no por adición para engrosar (literalmente) el corpus textus laureado, deja de aportar un curioso discurso al libro. Una reivindicación de la ironía, en su versión de discurso cortezaño, narratividad galante, o divertimento dieciochesco, no hace al poeta sustraerse de su vocación transgresora y su impulso de voyeur en la interioridad de la puesta. No se sustrae de el suceso que escapa al libreto y uno siente que participa de un discurso que es más gestual que verbal; en el que se sobrevuela lo salonesco, se evita la finalidad trágica sobrevaluada por el romanticismo, prescindiendo del exotismo accesorio del modernismo, para acceder, sin prejuicios, a una puesta posmoderna. Lo poético se sustenta en la carga referencial, se ahí que notemos una real secesión.

....................................................................................III
A Divertimentos sonoros, le es reservado el sitio o la suerte de coda. Y para consagrarse a cerrar este libro que nos ha llevado a descifrar registros diversos y por momentos distantes, el autor se acoge a una tradición de larga data en nuestra corta literatura. El ánimo no es divertirnos, aunque esa socarrona paliza a los costillares de la academia nos halague. Hay sin embargo, una secreta intensión de ordenar, que hace de la burla un acto afable. Descolocar el objetivo es una forma de darle un lugar por omisión, y si se trata de referencias, casi paradigmas, como Paris, o nombres cincelados en mármol, como Casal, el atrevimiento se torna reverencia y el poeta salva el desaire con una sonrisa cómplice.

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